En Bolonia, durante el mes de abril días, tiene lugar la Feria del libro infantil más importante de Europa. Allí, editoriales de todo el mundo, escritores, digujantes e ilustradores, se reúnen para echar hacia adelante los tesoros literarios que llegarán a las manos de niñas, niños, jóvenes y adultos para su beneplácito, regocijo y diversión.

Por otro lado, a la par del Día Internacional del libro infantil, el 2 de abril también, se conmemora un aniversario del nacimiento una de los más famoso autor de cuentos, Hans Christian Andersen. 

Nadie parece reparar, mientras persiste la polémica sobre si se deben o no leer cuentos con elementos de crueldad a los niños, que la mayor crueldad está en el poco acceso a lectura que tiene muchos niños y niñas. Algo que, sin duda, impacta directamente con el unánime acuerdo existente sobre los beneficios del hábito lector durante la infancia.

Uno de los indicadores incluidos en el informe “Iluminando el futuro. Invertir en educación es luchar contra la pobreza infantil” de Save the Children, es que los niños puedan disponer y tener acceso a los libros, y así, desarrollen sus hábitos lectores. Es interesante destacar, algo también abordado en este informe, que existen diversos factores del ámbito escolar, familiar y social que influyen en el nivel de pobreza educativa que puede tener la población infantil en España.

Los datos de este informe demoledores. Casi el 30% de hogares con niños en primer curso de la ESO no disponen de más de 50 libros en casa. La dificultad para acceder a la lectura, ya sea en sus hogares o en espacios como las bibliotecas públicas o escolares, afectan negativamente en el desarrollo escolar de muchos niños y niñas, pero también en su desarrollo emocional, social y cognitivo.

Si tenemos en cuenta que muchas familias no pueden costearse el material escolar, no disponen de medios para proporcionar una alimentación adecuada a sus hijos y no consiguen pagar gastos esenciales como la calefacción, no sorprende que la inversión en libros o en actividades culturales sea cada vez más escasa. En España, 7 de cada 10 familias con hijos o hijas menores de 18 años no gastan más de 1€ en actividades culturales. A la dificultad de contar con una oferta cultural amplia y adecuada a la infancia en algunas zonas geográficas, se suma la situación de pobreza de las familias que les impide costearlas.

Asegurar el derecho de acceso a la cultura que tienen los niños y niñas con independencia de la situación socioeconómica de sus familias, es fundamental. Invertir en educación es la mejor manera de hacerlo y de luchar contra la pobreza infantil.

En un día como el 2 de abril es bueno plantearse que, antes de seguir discutiendo si “La pequeña cerillera”, “Caperucita roja” o “Hansel y Gretel” son lecturas adecuadas o no para los niños y niñas por su contenido, es necesario asegurar primero que tengan la oportunidad de acceder a esos libros. Cuentos tachados de crueles que, por otra parte, no dejan de reflejar rasgos de una realidad hoy presente, la de niños y niñas que viven en situación de pobreza o exclusión social.

En España, 1 de cada 3 niños está en situación de pobreza. En un mes tan literario como este, compartimos unas recomendaciones lectoras que nos acercan al retrato de esa realidad cercana, pero muchas veces invisible: “Los niños del mar” de Jaume Escala y Carmen Solé Vendrell (Siruela), “El soldadito de plomo” de Jörg Muller (Loguez Ediciones), “La niña de rojo”, de Aaron Frisch y Roberto Innocenti (Kalandraka) o “Allumette”, la versión del cuento de Andersen “La pequeña cerillera” que ilustró Tomi Ungerer.

Decía Fernando Pessoa que “leer es soñar de la mano de otro”. Hagamos que la infancia lea, hagamos que la infancia sueñe.

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